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Canción de Cancha

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lunes, 31 de marzo de 2014

La cara mala de la moneda

Boca Juniors y River Plate fueron los protagonistas de la décima jornada del futbol argentino, con el famoso “Superclásico”, donde el equipo de Núñez venció 2 a 1 al equipo del barrio de La Boca. Podríamos decir que lo más lógico era el empate. Pero la historia así no lo quiso, o no se quiso dar.
¿A quién le atribuimos las responsabilidades de esta nueva derrota? ¿Malos planteos tácticos, nuevos errores defensivos, malos arbitrajes? Lo que es cierto es que “El Xeneixe” perdió un partido histórico e importantísimo. Los errores de Pitana fueron claros, el primer gol en “Off-Side” (aunque no se lo percibe nítido), y el segundo de Ramiro Funes Mori, tras un corner que no fue (de también difícil apreciación). Igualmente, si no hubiesen dejado escapar a Lanzini, así como también no se perdía la marca de Funes Mori, la historia hubiese sido otra.
Por el lado del equipo de la Rivera, nos quedamos con un buen papel de Erbes y una joya de Riquelme, acariciando la pelota para el gol de Boca, con un tiro libre preciso al ángulo superior derecho de Marcelo Barovero, que acaricio la red de manera notable. La esperanza renacía de la mística futbolera en la Bombonera, pero los errores defensivos continúan siendo una constante.
Lanzini y Cavenaghi como referentes millonarios se hicieron fuertes en mitad de cancha a partir del segundo tiempo, donde Boca quizás arriesgo mas por ir a buscar el partido, y River, en una contra iniciada por Álvarez Balanta, consiguió sacar la primera diferencia. Barovero tapó una clara del burrito Martínez (que volvía a la titularidad) que hubiese significado otro desarrollo del encuentro.
La pelota nunca le llego clara para Gigliotti y a Sánchez Miño no se lo notó claro. Insúa tuvo un notable recorrido por la banda izquierda a la hora de atacar, pero sigue haciendo agua para defender. Si Bianchi quiere volver a ganar, tiene que empezar a trabajar lo defensivo. No se terminan de entender los centrales y los laterales hacen agua a la hora de la marca, obligando, tanto al “Cata” como a Forlín, abrirse para cubrir espacios, dejando libre el medio del área, que es donde mas le duele a Boca.

¿Conclusiones? Boca mejoró en lo futbolístico, pero continua con los fallos. Mejorar un solo aspecto no alcanza. Hay mucho por hacer, mucho por armar y mucho por aguantar al Virrey. Después de junio se hablará, pero Bianchi es un motivador nato, llevará a Boca por el buen camino. O eso se espera. 

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